Hoy se pone a escribir, sin saber muy bien de qué va a tratar... Piensa...
La sensación que tiene es que acumula demasiada tensión después de las ausencias y no sabe canalizarla, como tampoco sabe como tratar y dominar la propia sensación de ausencia.
Ese “no parar nunca en su cabeza”, es complicado, y, si lo piensa fríamente, también inexplicable. ¿Por qué no deja de pensar unos instantes?, todo sería más fácil. Debería intentar dominarlo mejor, lo tiene que intentar... No puede mantener esto en el tiempo, tendrá que “normalizarse” en algún momento.
Y, de nuevo, se encuentra poniendo grandes dosis de voluntad, cuando ella sabe bien que adolece, precisamente, de una terrible falta de ella... ¡Totalmente incorregible!
Recuerda que, una vez, hace mucho tiempo, escribió un relato corto que se titulaba “Tinta china en mi cabeza”, desde entonces, utiliza esa expresión para situaciones como las que vivió anoche.
Es justo esa la impresión que tiene: que un frasco entero de tinta china se vuelca en su cabeza...
“Si coges un papel grande, blanco, limpio y lo estiras sobre una mesa, queda perfecto ¿verdad?...
Bien, ahora coge un frasco de tinta china, la negra, la genuina y lo sitúas en el centro del papel, entonces le das un pequeño golpe y lo vuelcas... ¿Qué ocurre? Observa y verás.
La tinta, espesa, negra, totalmente opaca comienza a esparcirse, a extenderse, despacio, muy despacio, lenta pero inexorablemente por el blanco del papel, tornándolo, inmediatamente en el negro más profundo...
Y no intentes mover el papel, no intentes pararlo, mejor déjalo estar, porque la tinta, teñirá todo, no hay remedio, es así, y si lo intentas evitar doblando el papel o arrastrándolo, posiblemente, será peor y manches también la mesa en donde estaba apoyado... Sería mucho peor, créeme...”
Pues eso es lo que le ocurre a ella, a veces, un gran tintero se vuelca en su cabeza, y todo se tiñe de negro y no consigue ver nada, nada, y si intenta controlarlo... nada mejora, es preferible dejarse llevar, es un estado de extraña zozobra melancólica, que logra pellizcarla en lo más profundo, pero está acostumbrada y sabe que pasará, pasará... siempre acaba pasando...
22 comentarios:
Gracias por dejar tu comentario, siempre me dibuja una sonrisa